¿Cómo se preparan tus pechos para amamantar?
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por Argelia Juárez Luévano de Maternidad Postparto.
Tu cuerpo comienza a transformarse justo en el momento en que estás embarazada. Probablemente aún no lo sepas con certeza, pero puedes presentarlo. Te despiertas y te sientes diferente. Te miras al espejo y simplemente te ves rara, cuesta reconocerse. Poco a poco experimentarás grandes cambios físicos y mentales que harán de ti una persona diferente con nuevas formas de ver y vivir la vida. ¡Te estás convirtiendo en mamá! Las hormonas del embarazo como la gonadotropina coriónica humana (hCG) (la que detecta las pruebas de embarazo), el lactógeno placentario, la relaxina, los estrógenos y la progesterona son las causantes de la aparición de los síntomas tan incómodos que la mayoría de las las mujeres padecen como las clásicas nauseas, lo vómitos y los mareos. Estás cambiando cambiando para gestar, parir y amamantar a tu bebé. Y justo para alimentarlo, tus pechos también se están transformando. Una nueva conexión se está preparando desde el embarazo. Como si fuera un segundo “cordón umbilical” que los unirá de nuevo, cuerpo a cuerpo. Los pechos cálidos y seguros de mamá que emanarán leche nutritiva y el tierno cuerpo de su bebé que seguirá creciendo en sus brazos.
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Tus pechos crecen. Aumentarás una, dos o hasta tres tallas porque las glándulas mamarias desarrollan todo su potencial creciendo y ramificándose.
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Tus pechos se sensibilizan por el rápido crecimiento.
Puedes sentir tensión, usar ropa cómoda y de materiales naturales te puede aliviar la incomodidad. Además puedes sentir comezón o picazón, estar bien hidratada es muy importante. Toma suficiente agua para que la piel no se quiebre con facilidad y también puedes utilizar cremas pero no las apliques en el pezón y la areola.
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Los vasos sanguíneos del pecho serán notoriamente más visibles en un tono azulado-verdoso porque se expanden para dar paso a un mayor flujo de sangre.
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El pezón y la areola se oscurecerán varios tonos. La pigmentación sucede para que tu bebé tenga una guía visual de identificación de tus pechos.
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Las glándulas areolares (o de Montgomery) crecen para lubricar y proteger al pezón con la grasa que producen. Las puedes identificar fácilmente porque son los pequeños abultamientos de la areola. No son “granitos” que tengas que “exprimir”. Los bultitos son normales y funcionales. Además, secretan un olor muy parecido al líquido amniótico para que tu bebé tenga una guía olfativa de identificación.
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Tus pechos pueden gotear leche al acercarse a la fecha probable de parto. Es normal que muchas mujeres experimenten la salida de la primera leche del bebé, es el maravilloso calostro; la leche de color amarillo. Puedes guardarlo adecuadamente o si tienes curiosidad ¡puedes probarlo!
Definitivamente todos experimentarán estos cambios en tan poco tiempo es un reto físico, mental y muy emocional. El cambio anatómico y fisiológico de tus pechos es sólo una gran expresión de todas las que estás viviendo al mismo tiempo en el embarazo. Una asesora de lactancia te puede guiar en este nuevo camino a recorrer de la lactancia materna y si fuera el caso te referirá con el especialista médico profesional y actualizado. Que tu pareja, familia o amigos te cuiden y apoyen en esta etapa tan especial e importante de tu vida.